Francia se ha convertido en el décimo cuarto país del
mundo que permite los matrimonios entre personas del mismo sexo, después de que
los diputados adoptaran de forma definitiva la ley que así lo autoriza, en
medio de una gran tensión provocada por las protestas de miles de ciudadanos en
las calles.
Seis meses de
debates
La jornada, en la que el presidente de la Asamblea Nacional, Claude
Bartolone, tuvo que desalojar la
tribuna de invitados por los incidentes provocados, reflejó la
tensión de las últimas semanas, cuando los opositores a la legalización de las
bodas homosexuales multiplicaron sus manifestaciones. Casi un millar de
policías se desplegaron en torno a la Asamblea Nacional para evitar incidentes,
mientras partidarios y detractores de la ley se daban cita en dos
manifestaciones separadas no lejos del lugar.
Con la votación de este martes se pone fin a medio año de trámites
parlamentarios para sacar adelante una
de las promesas electorales de Hollande en su campaña de 2012.
Durante semanas, Francia ha aparecido como un país dividido en dos por la grieta del matrimonio homosexual,
que la derecha ha convertido en uno de sus principales puntos de oposición. La
tensión política se ha trasladado a la calle, donde en los últimos días se ha
vivido una creciente radicalización, con actos violentos, enfrentamientos con
las fuerzas del orden y, según diversas asociaciones, un incremento de las acciones homófobas.
El primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, ha expresado su confianza en
que el final del debate parlamentario "acabe con estas polémicas
absurdas" y todo el país se congratule de haber dado paso a un nuevo
derecho. "Hoy es un día histórico", ha afirmado la ministra francesa
de Justicia, Christiane Taubira, madre intelectual del texto que considera como "el final de una
discriminación".
Próximas
protestas
Pero no parece que la derecha quiera enterrar el hacha de guerra,
como augura el recurso ante el
Constitucional, aunque los expertos citados por los grandes medios le
dan pocas opciones de éxito. Eso les deja como única salida protestar fuera de
las instituciones.
En primer lugar en la calle, donde las asociaciones contrarias a la ley han
asegurado que mantendrán la presión con nuevas manifestaciones, tras el éxito
registrado en las convocadas hasta ahora. El próximo día 5, víspera del primer
aniversario de la elección de Hollande a la presidencia del país, han llamado a
una nueva jornada de protesta y el 26 de mayo, día de la madre en Francia, a una gran manifestación en favor de
la familia.
Al tiempo, muchos alcaldes
conservadores ya han avisado que se negarán a casar a parejas del
mismo sexo invocando la objeción de conciencia, mientras diputados de la
derecha prometen acabar con la ley cuando vuelvan al poder.
La ley no recoge la posibilidad
de las parejas de lesbianas de acudir a la fecundación artificial
para tener hijos, una situación que el Gobierno pretende reglamentar
conjuntamente para las parejas heterosexuales en una ley sobre la familia que
será presentada próximamente. Pese a ello, asociaciones de homosexuales han
mostraron su satisfacción por el avance que supone el texto, 14 años después de que el Parlamento les
permitiera convertirse en parejas de hecho.
l. .

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